Caminaba mucho mas libremente, como dejándome llevar por el viento. Es que por mi cuerpo habían pasado ya más de mil sensaciones, sentía que podía volar. Y es que no es solo mareo lo se siente luego de subirse uno a su primera montaña rusa. Yo tenia 8 años y era bastante bajita, pero muy intrépida.
Recuerdo lo curioso de estar allí. Ese vértigo se sufría. Me quería bajar, no aguantaba mas. pero en el momento en el cual termino la vuelta se me mezclaron el alivio y la alegría.
Es que además, no me había sido fácil subirme. Fueron 3 años de tediosa perseverancia.
Mi amiga Pati es la hija del dueño el parque de diversiones, todos los años vamos una o dos veces. Para el fin de clases o para el cumpleaños de Pati. Ella, opuestamente a mi, es una niña alta y bastante grande en proporciones. Pero también es bastante cobarde. Ella quería subirse a las montañas rusas, pero le daban un pánico terrible. Pero no quería que yo le ganase en el tema y me subiese antes.
Pati y yo siempre fuimos como hermanas gemelas siamesas. Pegoteadas todo el día. Siempre haciendo lo mismo. Aunque ella me contagiase toda su negatividad. Nos acompañábamos en su pesadez de los días.
Antes, todos los años cada vez que nos tocaba una salida al parque, yo hacia junto a ella una cola de una hora y media para entrar. Yo iba a los saltitos, emocionadísima, con ansias a más no poder. Ella avanzaba insegura y temblorosa. Cuando nos tocaba pasar Pati pedía que nos midiesen la altura para ver si éramos aptas para tal experiencia. Allí si cancelaba todo.
No es que yo no tuviera la altura necesaria. Aunque ya mencione, soy bastante bajita. En realidad, mi altura siempre estuvo en el límite. Pero Pati decía que solo llegaba porque los zapatos me daban la altura. al ser ella la hija del dueño, su palabra tenia poder.
De todas maneras, y aunque no haya pegado un estirón, esta tarde fui otra persona, que caminaba al compás de la dulce melodía secreta de haber probado lo que pensaba ya casi imposible.
Hoy fuimos acompañadas de la madre de Pati . Ella no pudo poner excusa. La vi como se quedaba mirándonos vengativa .me confeso su odio mientras su madre y yo nos subíamos a la montaña rusa.. en muchos aspectos, ese día marcaría un antes y un después en mi persona.
Ahora yo me distanciaría de Pati. Ahora yo sentiría el vértigo de las montañas rusas. Ahora yo encontraría una felicidad clandestina sin tener que atarme a nadie.